sábado, 1 de junio de 2013

LA PESTE NEGRA

¿Qué es la peste negra?


Se trata de una enfermedad infectocontagiosa se manifestaba de distintas maneras:

Bubónica (infección a través de la pulga o rata, inflamación de ganglios)
Neumónica (contagio a través del aire infectado, de una persona a otra)
Septicémica (la bacteria se multiplica en la sangre infectando todo el organismo).
Los síntomas típicos eran la fiebre, náuseas, sed y cansancio.
 
 
 
 
 

Muerte negra: la peste que asoló a Europa en la Edad Media

A mediados del siglo XIV, la humanidad soportó una de las más grandes catástrofes demográficas de su historia. Una gran epidemia que desde 1347 a 1350 azotó a casi todo el continente europeo, se trató de una epidemia de Peste Bubónica.

Durante la Edad Media, las enfermedades se propagaban con mucha rapidez dado que no se contaba con los avances en el campo médico que tenemos en la sociedad actual. Lógicamente es esta época las epidemias se propagaban con mucha rapidez ya que además las medidas de higiene en las incipientes y hacinadas ciudades eran precarias y la alimentación solía ser bastante deficiente. La concentración de personas en ciudades pestilentes, la contaminación de los pozos, la falta de organización sanitaria, las calles pobladas de cerdos y ratas, la invasión de pulgas, fueron una suma de factores que contribuyó a extender los casos de tifus, disentería y gripe.
Pero de entre todas  las epidemias que oscurecieron la Edad Media, fue la de la Peste Bubónica, conocida como “Peste Negra” la que entre 1348 y 1400 asoló a la población europea.

 

De las ratas al hombre

Únicamente en el siglo XIX se superó la idea de un origen sobrenatural de la peste. El temor a un posible contagio a escala planetaria de la epidemia, que entonces se había extendido por amplias regiones de Asia, dio un fuerte impulso a la investigación científica, y fue así como los bacteriólogos Kitasato y Yersin, de forma independiente pero casi al unísono, descubrieron que el origen de la peste era la bacteria yersinia pestis, que afectaba a las ratas negras y a otros roedores y se transmitía a través de los parásitos que vivían en esos animales, en especial las pulgas (chenopsylla cheopis), las cuales inoculaban el bacilo a los humanos con su picadura. La peste era, pues, una zoonosis, una enfermedad que pasa de los animales a los seres humanos. El contagio era fácil porque ratas y humanos estaban presentes en graneros, molinos y casas –lugares en donde se almacenaba o se transformaba el grano del que se alimentan estos roedores–, circulaban por los mismos caminos y se trasladaban con los mismos medios, como los barcos.
La bacteria rondaba los hogares durante un período de entre 16 y 23 días antes de que se manifestaran los primeros síntomas de la enfermedad. Transcurrían entre tres y cinco días más hasta que se produjeran las primeras muertes, y tal vez una semana más hasta que la población no adquiría conciencia plena del problema en toda su dimensión. La enfermedad se manifestaba en las ingles, axilas o cuello, con la inflamación de alguno de los nódulos del sistema linfático acompañada de supuraciones y fiebres altas que provocaban en los enfermos escalofríos, rampas y delirio; el ganglio linfático inflamado recibía el nombre de bubón o carbunco, de donde proviene el término «peste bubónica». La forma de la enfermedad más corriente era la peste bubónica primaria, pero había otras variantes: la peste septicémica, en la cual el contagio pasaba a la sangre, lo que se manifestaba en forma de visibles manchas oscuras en la piel –de ahí el nombre de «muerte negra» que recibió la epidemia–, y la peste neumónica, que afectaba el aparato respiratorio y provocaba una tos expectorante que podía dar lugar al contagio a través del aire. La peste septicémica y la neumónica no dejaban supervivientes.


Origen y propagación

La peste negra de mediados del siglo XIV se extendió rápidamente por las regiones de la cuenca mediterránea y el resto de Europa en pocos años. El punto de partida se situó en la ciudad comercial de Caffa (actual Feodosia), en la península de Crimea, a orillas del mar Negro. En 1346, Caffa estaba asediada por el ejército mongol, en cuyas filas se manifestó la enfermedad. Se dijo que fueron los mongoles quienes extendieron el contagio a los sitiados arrojando sus muertos mediante catapultas al interior de los muros, pero es más probable que la bacteria penetrara a través de ratas infectadas con las pulgas a cuestas. En todo caso, cuando tuvieron conocimiento de la epidemia, los mercaderes genoveses que mantenían allí una colonia comercial huyeron despavoridos, llevando consigo los bacilos hacia los puntos de destino, en Italia, desde donde se difundió por el resto del continente.
Una de las grandes cuestiones que se plantean es la velocidad de propagación de la peste negra. Algunos historiadores proponen que la modalidad mayoritaria fue la peste neumónica o pulmonar, y que su transmisión a través del aire hizo que el contagio fuera muy rápido.

Pensamientos de la población sobre la peste


Ante el terror inmenso que provocó este mal desconocido, se buscó la explicación en lo sobrenatural. La peste se consideró un castigo divino por los pecados de los mortales. En plena desesperación, se buscaron culpables y víctimas que calmaran la ira divina
la Iglesia y los moralistas creyeron que la Peste Negra era una manifestación de la ira de Dios por los pecados del hombre, por lo que reclamaron una renovación moral de la sociedad. Pequeñas peregrinaciones de hombres con el torso desnudo desfilaban fustigándose con látigos sus espaldas en señal de arrepentimiento
La ciencia médica de la época tenía creencias acerca de cómo se contaminaban los enfermos de peste, pero sin duda desconocían los mecanismos de transmisión: de esta manera la explicación de un Dios vengador, que castigaba a los pecadores, dominó las conciencias de los europeos medievales.

PARA IMPLEMENTAR NUESTRA INFORMACION SOBRE LA PESTE NEGRA,AQUI LES MUESTRO UN VIDEO:
http://www.youtube.com/watch?v=cTGOcqsRlyc















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